¿Un poco más de cóctel? La gente tiende a equivocarse con el cóctel, le da demasiada importancia a la cosa de las burbujas. Lo leí en un libro, un cóctel tiene que tener una buena base. Brandy, algo de vodka... ¿qué se yo? Una buena base; el aire ya vendrá luego. Como los discos de easy-listening.
Un buen disco de easy-listening no se consigue con cuatro toques marcianos y una portada con una piscina en Cinemascope. Un buen disco de Soul, por ejemplo, se consigue dando la forma adecuada a los materiales adecuados, y revolviendo: bossa con Morricone, pop con Milton Nascimento, exótica con Marvin Gaye, northern soul con "Laurel Canyon", funk con Esquivel, jazz con Isaac Hayes... Ya habrá tiempo de añadir burbujas y sombrillitas en las copas. También tienen su gracia. Como esos pandas trajeados y el resto de las referencias orientales de "China Soul", que en realidad son más anecdóticas que otra cosa. Una dimensión adicional a puntazos como "Polvo master", "Akira Kurosawa" o "Sunrise café", verdaderos protagonistas de un tejido consistente, inquieto y cuidadosamente hilado. Por cierto, ¿dijo que quería otro cóctel? Vaya, pues es una pena, porque estaba delicioso. Y parece que ha volado.
Eduardo Ponte (Mondosonoro, 2004)
Algún día dejaremos de referirnos a Pedro Vigil acudiendo al tópico "miembro fundador de los seminales Penélope Trip" para acabar por aplaudir abiertamente una trayectoria musical coherente y prolífica como pocas en este país. Tras un ep y dos discos soberbios, especialmente el aún reciente Love turns you upside down (Siesta, 03), en los que explora la calidez del soul y funk más elegante bajo el nombre de Edwin Moses, y dos discos tan aplaudidos como Música para hacer la digestión (Siesta, 98) y Exquisita Decadencia (Siesta, 01) firmados como Vigil, la nueva entrega del gijonés lleva por título China Soul, y se trata de un ep compuesto por siete temas que se extiende durante más de veinte minutos de precisa y preciosa delicadeza instrumental.
China Soul no es más que otra muestra del tacto de Vigil para mezclar todo tipo de instrumentos en un cóctel imposible de bossa-nova, soul, lounge y soft pop, todo ello con una clara vocación cinematográfica. Infinitos arreglos de cuerda y viento, piano, steel-guitar y hasta arpa y theremin, para dar vida a títulos como "Los gatos high school", "Akira Kurosawa", "Panda Bay" o "Polvo master" que miran tanto a Antonio Carlos Jobim como a Henry Mancini o John Barry.
Para este China Soul, Pedro Vigil se ha rodeado de infinidad de colaboradores que no han hecho más que enriquecer una grabación en la que en todo momento el asturiano ha estado a los mandos de la composición y de la producción, demostrando que las suyas son unas de las manos más precisas en el estudio de grabación cuando estamos hablando de embellecer las canciones. Esperamos tener Vigil para rato, no como hace presagiar la canción que cierra China Soul, "¿El fin de Vigil?". Aunque, quién sabe, ahora dicen que le ha dado por el country y el folk más primitivo... el tiempo nos lo desvelará.
Muzikalia, 2004
Resulta que Pedro Vigil, viejo conocido de Siesta, se puso a componer y le salió un disco como muy chino. Tanto, que decidió titularlo "China Soul". No hay más que oír el tema que abre el disco para transportarse a lo alto de las escaleras del palacio imperial de Pequín (o Beijing como hay que decir ahora) y sentirse como el último emperador. Nos dicen los de Siesta que en Bhután se están planteando instaurar este tema como himno nacional, eso si no se convierte en el súper éxito de las fiestas patronales de San Buda, algo así como un "Paquito el chocolatero" a la oriental. Bromas a parte, con este álbum – el tercero después de "Música para hacer la digestión" (1998) y "Exquisita decadencia" (2001), ambos de Siesta – Vigil ha regalado al mundo 20 deliciosos minutos de música instrumental que se desliza entre orientalismos varios ("China soul", "Akira Kurosawa") y lounge de cóctel y jetset ("Los gatos", High school", "Polvo master"). Una producción exquisita, la colaboración de cuarenta músicos... un derroche de calidad en una apuesta arriesgada que combina melancolía y optimismo a partes iguales.
El álbum se cierra con "¿El fin de Vigil?", un tema dulce de título tan enigmático como amenazador. ¿Será éste realmente el fin de Vigil? ¿Será acaso que Don Pedro no puede soportar el sabor de las mieles del éxito? Recemos a nuestros antepasados, hagamos ofrendas a Confuncio, a Mao o a quien sea para que esto no sea un fin, sino un comienzo (y suena un gong).
Popchild, 2004
Vigil se inspira en China y en el cine japonés para colorear un mini-elepé en el que venera a todos sus tótems, que son nada menos que Morricone, Schifrin, Barry, Mancini, Bacharach y la legión de compositores de bandas sonoras y lounge exquisito. Abre el disco "China Soul", que parece musicada por André Popp para Tintin, y prosigue con elegancia, theremines, cuerdas y buenas composiciones. Ojo al momento en el que pase de mamar a dar el pecho.
Antonio M. Sánchez (La Opinión, 2004) ****
Tracks:
China Soul
"Los gatos" high school
Akira Kurosawa
Polvo Master
Panda bay
Sunrise café
¿El fin de Vigil?